Las alarmas zumban sin cesar. Apenas alcanzo a escuchar mis propios pensamientos. Sus luces estridentes proyectan mil sombras traicioneras, oscuras, rojas, naranjas, amarillas. No queda…
Las alarmas zumban sin cesar. Apenas alcanzo a escuchar mis propios pensamientos. Sus luces estridentes proyectan mil sombras traicioneras, oscuras, rojas, naranjas, amarillas. No queda…