Un juego para toda la familia en el que no gana el más original sino quien está mejor conectado.
Así se presenta Unánimo, el nuevo party familiar que nos trae la editorial Zacatrus junto con BrainPicnic, creado por Theo y Ora Coster.
Ficha
- Número de jugadores: 3 a 8
- Edad Mínima: 8 años
- Duración: 20 minutos
- Interacción: Competitivo
- Mecánicas: Paper-and-Pencil
- Versiones: No
- Expansiones: No
- Editor: Zacatrus
- Año de publicación: 2021
- Consigue Unánimo en Zacatrus!
¿Cuál es su contenido?
- 55 cartas a doble cara con ilustraciones
- 8 pizarras borrables
- 8 rotuladores borrables
- 1 instrucciones
¿De qué trata?
Unánimo pone a prueba tu conexión mental con el resto de jugadores y premia a quien mejor conoce al resto. Es decir, no se trata de ser el más original sino que tendremos que responder lo que creemos que van a decir los demás.
En cada una de las tres rondas que dura una partida, los jugadores, utilizando la ilustración de una de las cartas, deberán escribir 8 palabras en su pizarra relacionadas con ella y sumarán puntos por cada persona que haya coincidido con una de sus palabras.
¿Cómo se juega?
Preparación
- Barajad el mazo de tarjetas y dejadlas en la mesa.
- Repartid una pizarra y un rotulador a cada jugador.
- Determinad quién es el jugador que va a sacar la primera tarjeta.
Desarrollo
Una partida de Unánimo tiene tres rondas. En cada una de ellas se procede de la siguiente forma:
- El jugador que se decidió como jugador inicial saca una carta del mazo y la deja en el centro de la mesa de tal forma que sea visible para todos los jugadores.
- Ahora, todos los jugadores, de forma simultánea, deberán escribir en su pizarra las 8 palabras que crean que son las más representativas o que están más relacionadas con la palabra y la ilustración que aparece en la carta.
- Una vez que todos los jugadores han escrito sus 8 palabras en la pizarra, se contabilizarán los puntos que han obtenido cada uno de ellos por cada palabra. Para ello, simplemente, los jugadores deberán ir diciendo en voz alta cada una de las palabras que han escrito e ir contabilizando el número de personas que tienen la misma palabra:
- Por cada jugador que haya escrito la misma palabra se sumará un punto por dicha palabra. Es decir, si hay 4 jugadores que han escrito la misma palabra, todos ellos se llevarán 4 puntos por ella.
- Si solo un jugador ha escrito una palabra, dicha palabra no puntuará.
- Cuando se hayan contabilizado los puntos de todas las palabras, los jugadores sumarán el total de puntos conseguidos en dicha ronda y se pasará a hacer lo mismo en la siguiente ronda.
Fin de la partida
Una vez que termine la tercera ronda del juego, se contabilizarán los puntos totales que han obtenido todos los jugadores en las tres rondas y el jugador que más puntos haya conseguido, se proclama vencedor.
Variantes
- Por equipos: Se juega de la misma manera pero en lugar de jugar de forma individual, se formarán equipos. Las palabras de cada equipo se deciden entre todos los miembros del grupo.
- Stop: En el momento en el que alguno de los jugadores haya escrito la octava palabra en su pizarra grita ¡Stop! y el resto de jugadores deberán parar de escribir.
- 1 minuto: Solo se dispone de un minuto para completar el máximo posible de palabras.
- Iniciales prohibidas: Se escogen 5 letras del alfabeto y quedará prohibido escribir palabras que comiencen por cualquiera de ellas.
- Idioma: Se puede elegir el idioma en el que se quiere jugar.
¿Cuál es nuestra valoración?
Zacatrus, siguiendo en su línea y junto a BrainPicnic, nos vuelve a traer un juego party familiar divertido y muy económico.
Ésta vez se trata de Unánimo, un juego en el que tendremos que escribir palabras que estén relacionadas con la ilustración de las cartas y que creamos que van a escribir el resto de jugadores. Cuántos más jugadores la hayan escrito, más puntos conseguiremos. Si por el contrario, ningún otro jugador ha escrito la palabra, nos quedaremos sin puntuarla.
Así pues, como vemos, se trata más bien de intentar adivinar qué van a poner el resto de jugadores y no tanto en escribir las palabras que creamos que se ajustan más a la ilustración. De nada sirve que escribamos las palabras más precisas, descriptivas o perfectas para una carta si el resto de jugadores ha escrito palabras más simples o menos precisas.
Obviamente, cuando todos los jugadores vemos una carta, se nos vienen a la cabeza seguramente dos o tres palabras que todo el mundo va a escribir. Por ejemplo, si saliera la palabra “vaca”, seguramente todo el mundo pondríamos “leche” y “toro” casi como primeras opciones y serían las palabras que más puntuasen al final de la ronda, pero la dificultad se encuentra en escribir el resto de palabras. Habrá jugadores más científicos que escriban, por ejemplo, “mamífero”, “rumiante” y “poligástrico”, otros que se tiren por la gastronomía y pongan “carne”, “filete” y “costillas” u otros incluso que tiren más por la rama de animales semejantes como “buey”, “becerro” y “ternero”.
Por tanto, una de las claves más importantes del juego es adecuar tus palabras a cómo son y cómo piensan tus rivales. Obviamente no saldrán las mismas palabras si jugamos con familiares adultos, con niños, solo niños o con amigos. De ahí que se diga que lo que importa para ganar en este juego es la conexión mental que tengas con el resto de jugadores y no tanto la originalidad y la exactitud de los términos que más hacen referencia a la carta. Esto es lo que hace que sea un juego tan interesante.
Y con esta mecánica tan divertida y tan sencilla jugaremos las tres rondas que propone el juego. Cada ronda consiste básicamente en que un jugador saca una carta, todos los jugadores escriben sus ocho palabras y por último se puntúan todas ellas. Quién más puntos tenga al final de las tres rondas, será el ganador.
Además, este es el modo normal pero el juego propone otras variantes más para dar más aliciente a las partidas. A parte de tener un modo por equipos, en el que básicamente se juega exactamente igual pero formando equipos con varios jugadores, se puede jugar con el clásico modo “stop”, en el que cuando un jugador ha completado sus ocho palabras, el resto de jugadores para de escribir. Existe otro modo, que recomendamos mucho, en el que se establece un tiempo determinado para escribir las palabras.
Estos dos modos, que recomendamos mucho, son muy interesantes porque juegan con el equilibrio que tenemos que mantener entre pensar rápido pero utilizando palabras adecuadas que luego nos vayan a dar puntos. Además, esta presión genera muchas veces que la gente escriba palabras muy variopintas que desembocan en muchas risas cuando pasamos a puntuarlas. Eso sí, en estos modos, las puntuaciones suelen ser un poco más bajas porque no suele dar tiempo a escribir todas las palabras y porque se suele coincidir menos.
Una de las otras dos modalidades que presenta el juego consiste en seleccionar cinco letras del abecedario para prohibir cualquier palabra que pudiera empezar por alguna de ellas haciendo más difícil encontrar palabras para completar la pizarra. Por último, la modalidad del idioma, ya que es perfectamente posible que todos los jugadores utilicen otro idioma que no sea el castellano para jugar con todos los beneficios didácticos que otorga esta modalidad.
De hecho, hay que hacer mención especial a este último punto, la didáctica. Claramente estamos ante un juego de corte familiar en el que, especialmente los más pequeños, además de aprovecharse de todos los beneficios que tienen los juegos de mesa, también podrán utilizar Unánimo para ampliar su vocabulario. Esto se debe a que el juego te obliga a pensar y buscar palabras o sinónimos que tienes en la cabeza, a aprender un montón de palabras nuevas gracias a los otros jugadores o incluso a mejorar un idioma en el caso en el que juguemos en otra lengua. Por tanto y sin duda, estamos ante un juego que perfectamente puede estar en cualquier estantería de cualquier colegio o incluso academia.
La edición y la estética, además, está muy chula. La caja es de tamaño relativamente pequeño, lo que ayuda mucho a su movilidad. Y todo, tanto la caja como todos los componentes, juegan con el contraste del azul y el blanco que, junto con algunos trazos en negro, queda muy bonito.
En el interior de la caja nos encontramos con las 55 cartas, a doble cara, en las que en cada una de ellas viene una ilustración y la palabra que representa. Para los jugadores, encontramos las ocho pizarras borrables, en las que deberemos escribir las palabras y los ocho rotuladores con los que escribirlas. La curiosidad de los tableros es que son a doble cara. Una de ellas contiene las tres columnas para que queden escritas todas las palabras de las tres rondas. En la otra, solo viene una columna con unos huecos mucho más grandes para que nos quepan con mayor comodidad las palabras pero que deberemos borrar tras cada ronda. Podremos usar la que más nos guste.
Si pasamos a hablar de su escalabilidad, el juego va de 3 a 8 jugadores. Lógicamente al tratarse de un party, cuántos más jugadores seamos, más palabras habrá en las pizarras, más posibilidades de que alguien escriba las tuyas, las puntuaciones serán mucho más altas, habrá palabras más locas y, en definitiva, será un poco más divertido. A menos jugadores es exactamente igual de disfrutable pero simplemente tenemos que ser conscientes de que habrá menos posibilidades de que algunas palabras puntúen y la conexión deberá ser mayor con los otros jugadores en ese sentido.
Con respecto a la rejugabilidad, tenemos que decir que es muy alta. No es infinita porque obviamente tenemos un número limitado de cartas, pero si que decimos que es muy alta porque la cantidad de ilustraciones, 110, es lo suficientemente elevada como para que las cartas tarden muchas partidas en volver a salir.
Obviamente, con el paso del tiempo, si se juegan tantas partidas como para que se repitan algunas cartas, muchos jugadores ya sabrán las palabras que más se suelen repetir para esa ilustración, convirtiéndose así en una pequeña ventaja para ellos. Pero, como decimos, tienen que jugarse muchas para que esto ocurra. Primero porque en cada partida solo jugamos 3 de ellas y segundo porque está la circunstancia de que cuando juegas con otros grupos da igual las palabras que hubieran salido, ya que muy posiblemente al tratarse de un nuevo grupo, un nuevo momento y unas circunstanciadas diferentes, muchas de las palabras serán diferentes y tendrás que pensar bien cuáles vas a escribir antes de repetir todas las que conoces. Aún así, cuando creamos que tenemos todas las cartas muy manidas, y, aunque el juego es carne de expansiones, podemos nosotros elegir cualquier palabra que podamos pensar y jugar con ella sin tener que utilizar las cartas.
Con todo esto y para concluir, queremos decir que Zacatrus sigue acertando con su línea editorial sacando este tipo de juegos que son altamente divertidos, para toda la familia y tremendamente económicos. Unánimo no es una excepción dentro de esa línea. Es un party sencillo, rápido y muy rejugable y una vez que lo sacas a la mesa, difícilmente saldrá de ella hasta que no se hayan jugado varias partidas. Perfecto para jugar con niños, en reuniones familiares o incluso en viajes. Y si eres profesor o docente, no tengas dudas de que este juego puede ser muy interesante, por no decir imprescindible, para tenerlo en las aulas.