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Mindbug

Has sido elegido para controlar una pequeña parte de las creaciones de los Mindbugs en su lucha contra sus viejos enemigos.

Así de directo se presenta Mindbug, un juego creado por Christian Kudahl, Marvin Hegen, Richard Garfield y Skaff Elias, ilustrado por Denis Martynets y editado en castellano por Devir.

Ficha

¿Cuál es su contenido?

  • 52 cartas
    • 48 de criaturas
    • 4 de mindbugs
  • 2 contadores de vida
  • 1 reglamento

¿De qué trata?

En Mindbug libraremos un combate rápido y dinámico entre criaturas. Podremos invocar nuevas bestias, atacar con ellas y, en el momento adecuado, controlar la mente de criaturas enemigas para ponerlas de nuestro lado en la batalla.

¿Cómo se juega?

Preparación

  1. Repartid 2 cartas de mindbug a cada jugador y colocadlas boca arriba cada uno en su zona de juego.
  2. Mezclad las restantes 48 cartas de criatura y repartid 10 a cada jugador sin que ninguno las vea y dejadlas boca abajo en vuestra zona de juego.
  3. Robad 5 cartas de cada uno de vuestros mazos formando vuestra mano inicial.
  4. Cada jugador coge un contador de puntos de vida y lo sitúa en el valor 3.
  5. Elegid al jugador inicial.

Desarrollo

La partida se desarrolla por turnos, empezando por el jugador inicial, hasta que uno de los jugadores tenga que reducir sus puntos de vida a 0.

En su turno, el jugador puede realizar una de estas dos acciones:

  1. Jugar una carta
  2. Atacar con una criatura

1. Jugar una carta

El jugador deberá elegir una carta de su mano y colocarla boca arriba delante de él.

Ahora, el oponente tiene una de estas opciones:

  • No gastar un mindbug: Si el rival no quiere, o no puede, gastar una de sus cartas de mindbug, el jugador que ha jugado la criatura la coloca en su zona de juego y resuelve los efectos de la carta si es que tiene alguno.
  • Gastar un mindbug: si el rival decide jugar una de sus cartas de mindbug, deberá darle la vuelta a dicha carta y se hace con el control de la criatura jugada.

    Después, coge la carta y la coloca en su zona de juego y aplica él los efectos que pudiera tener. A partir de ese momento la criatura le pertenece. No se puede usar un mindbug en alguna de las siguientes situaciones:

    • Si una carta entra en juego de alguna manera que no sea jugándola de la mano.
    • Para controlar a una criatura que ya este en juego.
    • Para usarla sobre una criatura en la que el oponente haya usado uno previamente.

2. Atacar con una criatura

Esta opción permite al jugador seleccionar una criatura que tenga en su zona de juego y atacar con ella. El rival tiene dos opciones:

  • Bloquear el ataque: Para ello, debe seleccionar una criatura de su zona de juego para enfrentarse a la criatura atacante. En ese momento se comparan sus fuerzas de ataque y la criatura con el número más bajo es derrotada y enviada a la pila de descartes de dicho jugador. Si ambas tienen el mismo poder, las dos son derrotadas.
  • No bloquear el ataque: Si decide no bloquear porque no quiera o no tenga ninguna criatura con la que bloquearla, el jugador pierde una vida y la reduce de su marcador.

Palabras clave de las criaturas

Las criaturas pueden tener diferentes palabras clave que representan las distintas habilidades que pueden tener y se activarán según se indique en la carta pudiéndose al atacar, al jugar la criatura, al ser derrotada o incluso puede ser una habilidad permanente.

  • Cacería: El jugador puede elegir la criatura enemiga que tiene que bloquear en lugar de que lo haga el oponente. Si se elige esta opción, el ataque de la criatura no puede ser directamente al oponente.
  • Dureza: Si esta criatura es derrotada, primero se agota, es decir, se gira la carta 90 grados para representar que esta agotada. Una vez agotada, si recibe un nuevo ataque y sale derrotada, si que se descarta de la partida. Estar agotado no afecta a lo que puede realizar la criatura.
  • Frenesí: Si después de realizar un ataque con una criatura con frenesí sigue en juego, puede atacar una segunda vez en ese mismo turno.
  • Sigilo: Las criaturas con sigilo solo pueden ser bloqueadas por criaturas con sigilo y puede bloquear a las criaturas enemigas como una criatura normal.
  • Veneno: Además de resolver un combate normal, la criatura con veneno siempre derrota a la criatura enemiga, independientemente de su poder.

En el momento en el que un jugador descarte o juegue una carta de su mano, deberá reponerla inmediatamente cogiendo cartas de su pila de robo hasta volver a tener 5. En cambio, no hay límite superior de cartas.

Una vez realizada una de estas dos acciones, el el turno pasa al otro jugador.

Fin de la partida

De esta forma se van jugando los turnos hasta que la vida de alguno de los jugadores se reduzca a 0, proclamándose vencedor el jugador contrario.

¿Cuál es nuestra valoración?

En una caja pequeña y con tan solo 52 cartas y un par de contadores de vida como componentes, nos encontramos con un juego de enfrentamientos fantástico para dos jugadores.

Todo el mundo conoce varios juegos de cartas en los que los jugadores deben enfrentar sus mazos y donde muchas veces parte del éxito reside en la propia selección de cartas para su creación, lo que común mente se llama el metajuego.

Sin duda, de entre todos ellos destaca Magic, pero hay muchos más. Todos ellos son juegos de bastante profundidad y mucha estrategia. Pero, los problemas de este tipo de juegos suelen ser varios. Para empezar, el desembolso económico que se suele tener que hacer es bastante importante. Es cierto que con una primera compra de cartas siempre puedes echar partidas de iniciación, pero pronto necesitarás más y no tendrás más remedio que adquirir nuevas cartas para ir consiguiendo mejores e ir ampliando las posibilidades de tu mazo.

El segundo problema suele ser la barrera de entrada para jugadores novatos, y es que se requiere mucho tiempo en entender bien cómo preparar un mazo competente que pueda hacer frente al mazo de jugadores más aventajados y nos pasaremos muchas partidas viendo los defectos y virtudes que va teniendo hasta que empecemos a dar con la tecla. Y, además, hay que tener en cuenta que no todo el mundo dispone de tanto tiempo para poder disfrutar y saborear bien este tipo de juegos.

Y por último, y no menos importante, nos solemos encontrar también con una curva de aprendizaje bastante elevada. No necesariamente por las propias mecánicas del juego, que a veces también, sino porque hay muchas cartas muy diferentes, muchas habilidades, muchos detalles y muchos conceptos que no tienes mas remedio que ir aprendiendo hasta que te conviertes en un jugador experto o, al menos, un buen jugador.

Bueno pues Mindbug ha llegado para que todos estos problemas desaparezcan y puedas disfrutar de este estilo de juegos, pero de una forma mucho más directa, más sencilla, más económica y, aunque sin tanta profundidad, consiguiendo que la experiencia sea parecida.

Esto se consigue gracias a varios factores. El primero, y quizás el más importante, es que el juego está compuesto por 52 cartas, ni una más y ni una menos. Segundo es que, con esas cartas, se formará un solo mazo común para ambos jugadores. Tercero, cada jugador solo utilizará 10 cartas de dicho mazo, haciendo que el juego sea muy rápido. El cuarto factor es que las cartas suelen tener habilidades, pero son muy sencillas de entender y muy directas de aplicar. Y quinto, y último, los jugadores solo tendremos 3 vidas, haciendo inevitable protegernos con las pocas cartas sino queremos morir rápidamente.

Con respecto a la estética y ambientación nada malo que decir. De hecho, todo lo contrario. Mindbug nos propone un enfrentamiento de criaturas híbridas con toques simpáticos y con unas ilustraciones muy coloridas que hacen un conjunto muy cercano y familiar que sirve de entrada para casi cualquier público.

La preparación de la partida y la forma de jugar es tremendamente sencilla. Al comienzo se baraja el mazo de cartas de criatura y se reparten 10 a cada jugador, de las cuales 5 se quedarán en sus manos y las otras 5 se quedarán, boca abajo, en su zona de juego, formando su mazo de robo. Adicionalmente, se reparten las dos cartas de mindbug a cada jugador al igual que contador de vidas que pondrán en el 3. Y ya está, en dos minutos tienes preparada la partida que puede dar comienzo.

La partida se desarrolla por turnos, empezando obviamente por el jugador inicial, en el que cada jugador podrá hacer una de las dos siguientes acciones: o bien jugar una carta de su mano o bien atacar con una de las criaturas que ya tenga bajada en su zona de juego.

Si elige la primera opción, será tan sencilla como escoger una de las criaturas que tenga en su mano y bajarla al centro de la mesa. En ese momento, el jugador rival tendrá la opción de utilizar, o no, su carta de mindbug.

Estas cartas son elemento más diferenciador y más importante del juego, de hecho, es el que le da el nombre. En esencia, si un jugador decide gastar una de sus dos únicas cartas que tiene de este tipo lo que conseguirá es arrebatarle el control de la criatura que acaba de jugar su oponente y pasará a colocarse en su propia zona de juego resolviendo sus efectos, si es que los tiene, como si lo hubiera jugado él mismo. Eso sí, a cambio, el jugador que ha perdido el control de su carta volverá a jugar un nuevo turno. Si, por el contrario, el jugador no utiliza un mindbug, el jugador que ha jugado la carta, la podrá colocar en su zona de juego y aplicar sus posibles habilidades.

La otra opción que tienen los jugadores en su turno es atacar. Para ello, deberá escoger una de las cartas de su zona de juego y enviarla al combate. El rival, en este caso y en ese momento, tendrá que decidir si envía una de sus propias criaturas para luchar. En caso contrario, el jugador deberá restar una vida de su contador. Obviamente, si este marcador en el algún momento de la partida llega a 0, el jugador pierde la partida. Por tanto, lo más habitual será enviar una de sus criaturas al combate generando así un enfrentamiento continuo entre las criaturas.

El combate entre dos cartas se resuelve de forma muy sencilla y directa: ganará la que tenga el valor de poder más alto. La criatura que ha perdido es eliminada, ya sea la atacante o la defensora y en caso de empate ambas bestias perecen en combate.

En este momento, debemos pararnos y analizar la información que hay en las cartas. Todas las cartas representan a una criatura que tiene un valor de poder, que va del 1 al 10 y pueden, o no, tener una palabra clave o, incluso, una habilidad. Lógicamente, lo creadores han diseñado estas cartas de tal forma que estén bastante bien balanceadas teniendo en cuenta su valor de ataque y sus habilidades. Es decir, no es imposible ,pero sí que no es muy fácil decir claramente cuál de las cartas es mejor que otras si las comparamos entre ellas.

Dentro de lo que se define como palabras clave, encontrarnos de varios tipos y que marcarán las distintas estrategias que podrán llevar a cabo los jugadores. Por ejemplo, hay criaturas que tienen la palabra clave frenesí, que permite atacar dos veces seguidas si es que del primer ataque salen victoriosas. Otra, el sigilo, hace que solo otras criaturas con su misma palabra clave puedan bloquearlas. Las criaturas cazadoras pueden elegir a qué criatura del rival atacar. El veneno hace que la criatura que es utilizada para bloquear a una criatura venenosa sea eliminada, aún habiendo ganado el combate. Por último, dureza, permite a la criatura sobrevivir a un primer combate en el que haya perdido y poder seguir hasta que haya sido vencida por una segunda vez.

Además de estas habilidades especiales definidas como palabras clave, también tenemos otras habilidades que pueden tener las criaturas que tienen momentos de activación distintos. Por ejemplo, hay habilidades que se activarán al jugarse la criatura, habilidades pasivas, las que se activan cuando la criatura ataca o las que se activan cuando la criatura es eliminada.

Dentro de este tipo de habilidades nos podemos encontrar con que hay criaturas que pueden derrotar criaturas de un valor determinado, derrotar criaturas si tienes menos que tu oponente, hacer perder al rival un punto de vida, añadir más poder a otra criatura, impedir el bloqueo, jugar cartas de la pila de descartes, hacer descartar cartas al rival… en fin, un montón de opciones que ofrecen al jugador diferentes posibilidades de cómo afrontar la partida en función de las criaturas que le han tocado.

Lógicamente, si nos damos cuenta, el juego tiene bastante azar, ya que dependemos mucho justamente de las 10 cartas que nos hayan tocado al principio de la partida. De hecho, al comienzo solo conoceremos las 5 primeras que van a nuestra mano y no tendremos ningún tipo de información de cuáles son las otras 5 que se esconden en nuestro mazo de robo, dando así un toque de incertidumbre que puede condicionar claramente tu táctica durante la partida.

Y este es otro de los motivos por los que tenemos las cartas de mindbug y debemos usarlas con criterio. Es decir, este poderoso instrumento no solo debemos utilizarlos para hacernos con el control de alguna criatura que nos guste que haya jugado el rival, sino para elegir cuidadosamente qué criatura es la que debemos controlar y en que momento es el idóneo para arrebatársela al rival. Además, esta mecánica introduce un faroleo muy interesante ya que no sabremos si la carta jugada por nuestro rival es la más suculenta para robar o tiene otras más jugosas en sus manos.

Otra de las características muy interesantes de este mindbug es que a medida que vayamos jugando cartas de nuestra mano, deberemos ir reponiéndolas de nuestro mazo de robo en el que solo dispondremos de 5 cartas extra. Por tanto, será más pronto que tarde cuando no tengamos más cartas que robar y tendremos que ir aguantando las embestidas de nuestro rival con lo que podamos. De esta forma, muchas veces conseguiremos agotar la vida de nuestro rival porque hemos sido capaces de hacer que se quede sin cartas antes que nosotros y podamos enviarle criaturas al combate sin que ya tenga opción a defenderse.

Al final, si nos damos cuenta es un juego en el que todo se reduce a tus propias decisiones en base al azar de las cartas que te han tocado, los efectos que tienen las criaturas y saber elegir el momento adecuado para utilizar las cartas de mindbug. Una consecución de buenas decisiones y saber leer bien la partida, son indispensables para llevarte el gato al agua.

Con respecto a la escalabilidad, obviamente al ser un juego exclusivo para dos jugadores no hay opción de escalabilidad.

Por el contrario, si hablamos de la rejugabilidad debemos decir que estamos ante un juego muy rejugable. A pesar de que el juego se compone de solo 52 cartas, lo primero que debemos darnos cuenta es que en cada partida utilizaremos solamente 20 cartas de criatura de las 48 que hay en total, es decir, con menos de la mitad. Además, esas 20 cartas con las que juguemos, estarán repartidas totalmente al azar entre los jugadores, tanto la mano inicial como las cartas de sus mazos de robo. Por tanto, ya solo con todo el azar que hay en la propia preparación hace que las partidas sean muy diferentes entre sí.

Pero es que, además, en función de las propias cartas de criatura, con sus respectivos efectos y habilidades hacen que la estrategia y sobre todo la táctica de los jugadores tenga que variar notablemente.

Todo ello y junto con una preparación muy sencilla y unas partidas cortas, Mindbug es un juego que invita a ser jugado con mucha frecuencia.

En definitiva, con Mindbug estamos ante un filler de cartas que cumple con creces con lo que promete y es ofrecer un juego de enfrentamiento entre jugadores accesible, rápido, sencillo y sin complicaciones, evitando tener que invertir mucho tiempo y dinero para disfrutar de este tipo de juegos y no carente de profundidad, obligando a los jugadores a pensar bien sus acciones.

Con un arte y una ambientación bien conseguida y atractiva, Mindbug aporta una mecánica muy interesante y original gracias a las cartas que dan nombre al juego, con las que podremos robar el control de las cartas que juegue nuestro rival, introduciendo así un poco de faroleo entre los jugadores muy agradecido en las partidas.

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