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El diablo de la botella

¡Si bajas el precio de la botella aumentas el riesgo!

Aprovéchate de los poderes malignos de la botella del Diablo y úsalos en este adictivo juego de bazas. Las cartas ilustran bellamente el relato de Stevenson y aseguran unas partidas inolvidables.

Así se presenta El Diablo de la botella, un juego creado por Gunter Cornett, ilustrado por Tuuli Hypén y Jere Kasanen y editado por Mont Taber que en la actualidad pertenece a la editorial GDM.

Ficha

¿Cuál es su contenido?

  • 40 cartas
  • 1 botella de madera
  • 1 bloc de puntuación
  • 1 reglamento

¿De qué trata?

El Diablo de la botella es un juego de bazas en el que los jugadores deberán conseguir el máximo de puntos pero teniendo en cuenta que la carta más alta no es siempre la que gana la baza. También lo hará la carta más alta que esté por debajo del precio de la botella actual, cambiando además su precio por el valor de la carta ganadora.

Pero hay que tener cuidado, porque al final de la ronda, el jugador que posea la botella recibirá puntos negativos en lugar de positivos.

¿Cómo se juega?

Preparación

  1. Elegid al jugador que repartirá la primera mano.
  2. Coged la carta de valor 19 y situadla en el centro de la mesa boca arriba y poned la botella encima de ella.
  3. Barajad las 36 cartas y repartidlas, a partes iguales, entre los jugadores, que las llevarán a su mano.

Desarrollo

Al comienzo de cada ronda, los jugadores deberán coger una carta de su mano y ponerla boca abajo junto a la botella. Estas cartas forman la baza del Diablo y no pueden ser vistas por ningún jugador.

A continuación, cada jugador deberá entregar una carta a cada uno de los jugadores que tiene a su lado y recibir, por tanto, una también por parte de ellos.

Una vez realizados estos dos pasos previos, la ronda comienza.

El jugador inicial, que será el jugador de la izquierda del que repartió la mano, comienza jugando una carta de su mano y la pone boca arriba en el centro de la mesa. El resto de jugadores, por orden, hacen lo mismo pero teniendo en cuenta que deberán jugar una carta del mismo color que la primera carta jugada. Solo en el caso de que no se tenga una carta de dicho color, se podrá jugar otra cualquiera.

Cuando todos los jugadores hayan jugado una carta, se termina la baza y se determina quién la ha ganado:

  • Si el número de todas las cartas jugadas está por encima del precio actual de la botella, el jugador que jugó la carta más alta sin importar el color, gana.
  • Si algún número de las cartas está por debajo del precio de la botella, ganará la baza el jugador que haya jugado la carta con el valor más alto de entre todas las que hubiera por debajo de dicho precio y, además:
    • La carta que ganó la baza reemplazará la carta que marcaba anteriormente el precio de la botella, marcando así un nuevo precio para la siguiente baza.
    • El dueño de la carta que ganó la baza se convierte en el propietario actual de la botella.
    • La carta que marcaba anteriormente el precio, se devuelve a su anterior propietario que la añade a sus cartas de bazas ganadas. Como la carta con valor 19 es la carta inicial y no es de ningún propietario, cuando esto ocurre, se retira de la ronda.

Final de la ronda

Cuando todas las cartas han sido jugadas, cada jugador cuenta el número de monedas que hay entre todas las cartas de las bazas que ha ganado. Todos los jugadores, salvo el jugador que ha terminado la ronda siendo el propietario de la botella, suman dicho valor a la puntuación acumulada. En cambio, el propietario de la botella restará dichas monedas a su puntuación.

Si la partida aún no ha acabado, se juega una ronda más repartiendo las cartas el siguiente jugador.

Final de la partida

La partida finaliza cuando algún jugador haya llegado a la puntuación que se ha pactado al principio de la partida. En ese momento, el jugador que tenga más puntos será el ganador.

Variante para 2 jugadores

Existen dos variantes para dos jugadores:

  • Lopaka: En esta modalidad se juega contra un oponente ficticio que juega de forma pasiva y cuando sea su turno, se examinan sus cartas y jugará una carta en función de las siguientes reglas:
    • Si no puede ganar la baza, juega su carta con el número más bajo.
    • Si es posible que pueda ganar la baza, juega su carta con el número más alto que le permita ganar la baza.
    • Si gana la baza, continua jugando con el número más alto en la siguiente baza.
  • La casa brillante: Con esta variante, cada jugador juega con dos manos, una descubierta y otra cubierta.

¿Cuál es nuestra valoración?

Como ocurre con lo que hemos comentado en la reseña de Dr. Jekyll & Mr. Hyde, que hemos publicado recientemente, El diablo de la botella es otro de los juegos del catálogo de la editorial española Mont Tàber que sacó a través de Verkami en 2018 y que, desde mediados del 2021 ha pasado a formar parte de GDM, trabajando así como sello creativo dentro de la editorial.

Además, también forma parte de la misma serie de juegos numerados con los que comparten formato y tamaño, siendo el juego que nos ocupa el 2 en dicha numeración. En este caso, El Diablo en la botella cuenta con un  componente extra de los que tenía Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Es decir, además de las 40 cartas, el juego incluye una pequeña botella de madera. Aún así, la caja sigue siendo relativamente grande para su contenido, pero es el precio que hay que pagar para que quede estupendamente junto con el resto de títulos de la misma colección, ya que algunos incorporan más componentes y más grandes.

Con respecto al estilo artístico, nos encontramos con una portada sencilla y bonita y con unas cartas que contienen unas ilustraciones, a modo de viñetas, que aprovechan muy bien el relato de Rober Louis Stevenson para darlas vida, representando las distintas escenas de la historia. En este relato se cuenta que un joven, en uno de sus viajes, se encuentra con un anciano que, a pesar de que vive en una casa hermosa, se siente triste y asustado. Al preguntar el joven al anciano por el motivo de dicha tristeza, el anciano le enseña una botella y le cuenta que dentro de ella habita un demonio que puede conceder cualquier deseo, excepto uno: alargar la vida a una persona. A cambio, el dueño de la botella debe cumplir una serie de requisitos: debe vender la botella a otra persona antes de morir y hacerlo a menor coste del que la compró. de lo contrario, irá al infierno.

En cuanto a sus mecánicas, El Diablo de la botella es un juego de bazas puro en el que hay que tener en cuenta una cosa muy importante: la botella y su valor. La baraja de cartas está compuesta por 36 cartas de juego, 1 carta inicial y 3 cartas de resumen que muestran la distribución de colores y números de todas las cartas.

Las tres cartas de ayuda son tremendamente valiosas porque explican cómo están divididas las 36 cartas del juego, ya que no tienen una distribución convencional ni homogénea.

Como todo juego de bazas, El diablo en la botella tiene diferentes «palos», en este caso 3 (amarillo, azul y rojo). Pero, a diferencia de lo normal donde cada palo cuenta con las mismas cartas, aquí todas las cartas están numeradas del 1 al 37, independientemente del color y, además, la distribución de los números con respecto a los colores es heterogénea. Por ejemplo, por lo general, el palo amarillo contiene valores más bajitos, el azul los medianos y los rojos los más elevados, pero lo hacen de forma intercalada.

Además, uno de los aspectos más importantes de las cartas son las monedas que aparecen en ellas y que por regla general, cuanto mayor sea el valor de una carta, menor número de monedas tendrá. ¿Y por qué son importantes estas monedas? Básicamente porque cada moneda que tengan las cartas que hayas ganado equivaldrá a un punto, en el recuento de puntos que tendrá lugar al final de la ronda.

A la hora de jugar, se comporta relativamente como un juego de cartas de bazas normal, es decir, se reparten las cartas entre los jugadores, el jugador inicial juega una carta de su mano y el resto de jugadores deberán asistir al palo de la carta inicial. Ahora, lo normal sería que el jugador que haya jugado la carta más alta se lleve la baza e inicie la siguiente. Pues aquí es donde vienen las tres variaciones más importantes de este juego porque no esta última afirmación no es siempre correcta.

Dos de estas tres diferencias que existen entre El diablo en la botella y los clásicos juegos de bazas ocurren justo después de repartir y antes de que empiece la ronda. Primero, cada jugador deberá descartarse de una carta, eliminándola de la ronda y, a continuación, dará una carta de su mano a cada uno de sus jugadores vecinos.

¿Qué carta debemos eliminar y que cartas debemos dar? Para resolver esta pregunta toca explicar la tercera y más importante variación del juego. Al comienzo de la ronda, se colocará encima de la mesa la carta con valor 19 boca arriba, que es la única que no se reparte, y se pone encima de ella la famosa botella.

Esa carta inicial indica el valor que tiene la botella al comienzo de la partida y es el valor que hay que tener en cuenta para determinar al ganador de las bazas. Si cuando todos los jugadores han jugado su carta, y el valor de todas ellas supera el valor que tiene el precio de la botella, el ganador de la baza será quién haya jugado la carta más alta con normalidad.

Pero, sin embargo, si alguna de las cartas jugadas tiene un valor inferior al número que indica el valor de la botella, entonces el ganador de la baza será el jugador que haya jugado la carta más alta pero de las inferiores a dicho valor. Además, si esto ocurre, la carta que haya ganado la baza sustituirá a la carta que marcaba el precio de la botella y convertirá al jugador propietario de la carta en el nuevo dueño de la botella.

De esta forma, los jugadores irán jugando y ganando bazas, y lo que es más importante, irá cambiando el dueño de la botella y bajando su precio a medida que la carta se vaya reemplazando.

¿Y por qué tanto misterio con la botella? Tan sencillo como que cuando una vez que se juega la última carta y se determina el ganador de la última baza, se contabilizan las monedas que cada jugador ha conseguido con las cartas de las bazas ganadas. Todos salvo uno: el dueño final de la botella. Este jugador, en lugar de sumar sus monedas, las restará de su puntuación acumulada.

Por este motivo es tan importante la botella, su valor y su precio, porque todo gira entorno a eso. El objetivo primordial no será el de ganar bazas de cartas con muchas monedas, que también, sino más bien de no ser el dueño final de la botella, ya que de ser así, será catastrófico para sus aspiraciones de ganar la partida.

Con respecto a la escalabilidad, el juego va de 2 a 4 jugadores y aunque funciona bien a todos sus números, pensamos que el juego como más brilla es a 3. De hecho, creemos que el propio juego así lo considera simplemente por el detalle de incluir tres cartas de ayuda, pudiendo haber hecho cuatro sin problemas. A dos jugadores también se disfruta pero hay que recurrir al típico jugador fantasma con las cartas a la vista y que cuando llegue su turno debemos jugar una de ellas en función de sus reglas. Le da un toque quizás más estratégico pero no a todo el mundo le gusta depender de jugadores artificiales. A cuatro jugadores es cierto que las sensaciones son parecidas pero tiene la pega de que hay un jugador que, al no ser vecino, no le damos ni recibimos ninguna carta y por tanto no tenemos ninguna información, generando así una expectación mayor, si, pero menos control.

En definitiva, funciona muy bien a cualquier número pero las sensaciones varían ligeramente y como consideramos que es más completo y disfrutas de todos sus aspectos es jugándolo a 3.

La rejugabilidad, como todo juego de bazas, esta más que descontada. No hace falta decir que cada partida será un mundo por el completo azar que tiene al repartirse la mano y, si bien es cierto que al final cada jugador irá utilizando ciertas estrategias que va aprendiendo para no quedarse con la botella, el resto de jugadores hará lo propio y te hará adaptarte a lo que va sucediendo durante la partida.

Además, con rondas tan rápidas, siempre apetece enganchar una partida tras otra.

Para terminar, queremos destacar que con El Diablo de la botella estamos ante un juego que podríamos considerar como un juego de bazas clásico pero con un poco más de profundidad debido a su original enfoque a la hora de tener en cuenta todo lo que conlleva la botella y su precio. Un juego donde los piques por no quedarte la dichosa botella al final de la partida son muy comunes, generando una emoción y una tensión muy agradable durante las partidas.

Muy recomendable si os gustan este tipo de juegos porque si es así, verá mesa con bastante facilidad.

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